Había una vez un rey sabio y curioso que se dedicaba a cazar en los vastos bosques de su reino. Un día, mientras observaba a un ciervo que acababa de cazar, quedó fascinado por la profundidad de su ojo.... Al mirar fijamente por un segundo creyó ver un reflejo que contenía todo un mundo, como si el universo entero estuviera contenido en el pequeño ojo del animal. 

Esto perturbó al rey profundamente... "¿Es esta realidad verdadera o solo un reflejo de algo mayor?", se preguntaba... Este pensamiento lo obsesionó tanto que mandó llamar a los más grandes sabios de su reino para que resolvieran su dilema...

Uno a uno los sabios del Reino intentaron responder la inquietud del rey ofreciéndole teorías filosóficas, científicas y espirituales. Sin embargo, ninguno de ellos logró satisfacerlo y el rey seguía sintiendo una duda profunda... 

Finalmente, un anciano humilde, que era conocido por su sabiduría simple pero profunda, fue llevado ante el rey. Escuchando la pregunta del monarca con atención, cerró los ojos por un momento y luego dijo con serenidad: 

—Quizás. 

Cuentos tradicionales orientales y sufíes